viernes, 28 de marzo de 2008

SRES. ABOGADOS ¡ QUÉ POCOS CANDIDATOS!


SRES. ABOGADOS ¡QUÉ POCOS CANDIDATOS!

El Colegio de Abogados del Cusco, es una institución respetable que tiene una vieja solera de personajes ilustres, con cuya trayectoria de honestidad y talento fue entronizada como una de las entidades profesionales tutelares del Cusco. Pero es igualmente cierto, que nunca como hoy se siente un vacio, una ausencia de talentos en el proceso eleccionario que mañana se realizará.

Hay seis candidatos: El primero de ellos es un gobiernista, perteneciente al oficialismo más rancio; siempre listo a obedecer las órdenes de su partido. Probablemente sea un magnifico candidato para la secretaria general del PAP, pero como aspirante a Decano se percibe su poca independencia política para conducir los destinos de una institución que exige una reorganización moral urgente.

Además, su agrupación no hizo ningún deslinde categórico escrito con respecto al caso de Alberto Mena, que incluso ya fue separado del Consejo Ejecutivo del Poder Judicial. Es más, el Abog. José Olivera, asqueado de ello, dejó un acta firmada renunciando a su agrupación, debido al manejo arbitrario de los “abogados accionistas”.

El segundo candidato, ya fue Decano y no tuvo una mala gestión, pero tampoco tuvo la capacidad para corregir los desatinos e inmoralidades sempiternas de esa Orden profesional, ni formalizar la inscripción de los abogados ante la Corte Superior. Juan Farfán, no obstante su deseo añejo de renunciar al APRA, por la manipulación electoral que le impidió postular al Congreso, sigue fiel al castigo como leal aprista y en esa virtud está en el Directorio de ENACO junto a Julio Jara Ladrón de Guevara.

El tercer candidato, es otro aprista discreto, quiero evitar decir agazapado. Como él dice pertenece a la “vieja guardia honesta”. Ha tenido el coraje de discrepar públicamente con los dos anteriores a quienes cuestiona de haber sido poco honestos al no haber fiscalizado la labor del Dr. Mena. Pero, el abogado Condo, al no haber hecho públicas sus observaciones de manera oportuna, durante los años en que los “abogados accionistas” manejaron el Colegio, desde mi punto de vista, incurre en los mismos problemas que los anteriores.

El cuarto aspirante, al sillón de Pedro Efraín, es el abogado Julio Quintanilla, de dudosa conducta filo cuaresmista, cuasi fimista (FMI) y según muchos de una poco eficiente labor profesional. Este jurista tiene el gran mérito de haber estudiado más que todos los anteriores, tiene un doctorado, dos maestrías, varios postgrados y dos títulos profesionales. A momentos no sabemos si es abogado o ingeniero, pero de cualquier forma su capacidad académica está fuera de toda discusión aldeana. Lo que debilita su postulación es el hecho de ser el eterno archicandidato voluntarioso de todas las elecciones en este planeta y en cualquier otro.

El quinto, ¡ah! dicen que no hay quinto malo. Se trata del abogado Eric Escalante, fiero defensor de las causas populares y los derechos humanos. Su rol en el diario La Republica merece una tesis, pero cuando más hacia falta su talento de abogado y periodista, prefirió hacerse funcionario del fujimorismo y así vivió durante ese tiempo. De no ser por su cercanía política con la vieja satrapía japonesa quien sabe hoy seria el indiscutido Decano.

El sexto candidato, es mas bien una sexta postulante. De convicciones socialistas radicales, lo cual no es un delito. Su rol como defensora de los derechos humanos fue digno de encomio, en tiempos en los cuales los abogados se mojaban de miedo en casos de presunto terrorismo. Ella no sólo puso en riesgo sus procesos, sino la vida misma. Sin embargo, que me disculpe, la veo poco experimentada en estas lides de manejar una orden profesional, que reitero, como en el primer caso, exige de una visión amplia, quizás incluso conciliadora, a fin de concertar los criterios de todos los respetables abogados, puesto que en la post modernidad, las minorías son tan importantes como las mayorías.

Dicho esto, declaro públicamente que a todos los respeto por igual y a ninguno tengo animadversión. Se que de entre ellos surgirá el nuevo Decano, a quien le deseo éxitos. Sólo cumplo con escribir conforme pienso y probablemente esté equivocado en muchas de mis opiniones. ¡Disculpen! Pero es así como veo este proceso electoral, medio hueco, espinoso, lleno de denuncias, medidas cautelares anticipadas contra quien resulte ganador y aún así, siento latir agitadamente la llama de la esperanza en cada elector y honesto hombre de leyes.

Estoy convencido que ya vendrán mejores tiempos para el Colegio. “Orabund causas melius”, mis queridos “rábulas ilustrados”. (130308)