viernes, 28 de marzo de 2008

¡TAYTACHA ! PERDONANOS POR QUE ...



Ayer llegue tarde a cargar al Taytacha. Sentí una desesperación repentina. Caminaba más aprisa y mis temores iban creciendo. Subí San Andrés de un tranco, la gente, los amigos me saludaban apenas si les hacia una venia y continuaba. Tenía que llegar al Taytacha. Yo sé que todos los años sale a las 3 de la tarde, pero esta vez, redactando me demoré, estaba recogiendo una casaca, esperando un correo electrónico importante y la hora se pasó.

¿Pero como pudo haberme ocurrido? No, a cualquiera puedo faltarle pero no al Taytacha. Él me ha devuelto sana y salva a mi madre, como podría fallarle.

Yo he sido toda la vida un hereje, pero hubo una vez hace cuatro años o tal vez cinco. MI madre fue internada de emergencia en el Hosp. Reg. con una dolencia en el estómago. Al día siguiente en junta de médicos dijeron hay tres tumores de cáncer: hígado, estomago y pulmón. Un amigo médico, cuyo nombre no puedo decir, me dijo: Oye negro, no tienes nada más que hacer en este hospital, por qué no te la llevas a Lima, al neoplásicas?

Y así fue. Lloré y al Taytacha le pedí con todas mis fuerzas, tanto que casi caí desmayado. Hoy lo cuento, para que todos sepan que más vale un hereje sincero, que un come-hostias fariseo.

Por eso ayer sentí una desesperación. Yo tengo una deuda con él. No puedo faltar, es sólo una vez al año. No sé, si servirá de algo. Pero cuando lo cargo lo noto más complacido. Y aunque sea por unos minutos trato de ser un hombre bueno.

Corría desesperado por San Andrés, llegue pronto a San Bernardo, luego doble por La Merced, entre a la Plaza del Cabildo y en la esquina encuentro a los colegas periodistas sacudiéndose los ñujchus: Has llegado tarde, ¿por qué recién? Dije: Aquí ya no tengo nada más que hacer, seguí caminando a trancos por toda la Av. Santa Teresa, baje a Plateros y allí lo ví…!maestro!.

¿Ahora que hago? ¿Por dónde entro? Y camine desesperado, filmando al mismo tiempo. Primero hablé con los policías-cargadores, me dijeron que si, pero que dependía del mayor. ¡Ah! dije, ese mayor es mi amigo. Me acerque y para sorpresa mía el mayor que tenía un porte mas bien menor, me dijo: “Hermano yo no sé nada”.

Eso equivalía a un desalojo. Ah, me fregué, suspire profundamente ya casi resignado. A la distancia miré al moreno crucificado y le dije “Señor no tengo más remedio que mirarte nomás”. Así será.

Cabizbajo levante la mirada y ví a los empleados del Plan Copesco. Hablé con uno de ellos y le suplique cargar, en el lugar más invisible, en el más pequeñito, a la cola, en el lugar que muchos ya no aprecian. Y el celador, para sorpresa mía, me dijo: Mario, si no tienes tu capa no puedes cargar, aquí cargamos sólo con la capa de la institución que tiene flequitos dorados, escudos bordados, etc etc.

Dentro de mí explotó la cólera y masculle para mis adentros: Estos pobres fariseos creen que es más importante la capa o el terno con el uno carga. Un poco más y me piden mi carné de católico.

Ay, Dios mío, es verdad la culpa no sólo la tienen tus curas o sacerdotes, sino también la tenemos nosotros. Hemos institucionalizado la fe, la hemos regimentado hasta convertirla en un club exclusivo, con capitas por aquí, capuces por allá y mantas por acullá.

Si Dios volviera empezaría arrojándonos a todos. Hemos convertido su filosofía de amor al prójimo en una cosa privativa, su prédica amorosa en una teoría inútil y así sucesivamente.

Felizmente, delante mío se presentó sorpresivamente un hueco en medio de una multitud de cargadores, el agujero era como para dos personas, al medio del anda. Me metí, cargué, oré, sufrí con el peso avasallador del anda. ¿Por qué pesa tanto? ¿Mis pecados? No creo, porque de ser así, ya estaría aplastado como un ñujchu al finalizar la procesión.

Miraba los rostros de los cargadores, todos callados, yo también ore por los míos. No sé si al próximo año habré de cargarlo, pero aquí estoy tratando de ser un buen cristiano de la pachamama, un feligrés de la cruz andina, un pecador de barro que aspira a ser arcilla, intentando corregir los absurdos formalismos de hoy. (170308)