martes, 9 de diciembre de 2008

CHILLICO: EL SARCASMO ETNICO DE LOS CHOLOS.


CHILLICO: EL SARCASMO ETNICO DE LOS CHOLOS.

Si la risa es un corto circuito en la red eléctrica del cuerpo humano, entonces CHILLICO debe ser una descarga brutal en el humor de la persona, pero al comienzo la historia no empezó así.
Surgió en 1993 como una reacción de tres desocupados artistas: Cesar Aguilar, Luciano Olazábal y Fritz. Fue una indignación gráfica ante el golpe de Estado de Fujimori. Surgió obligado moralmente por las circunstancias políticas, en el momento más oportuno, cuando todo el mundo agachaba la cerviz para rendirle homenajes al “hijo .. del sol naciente” que un día se creyó dueño de este país.

Desde sus páginas salieron como expresiones coprolálicas con toda la indigestión flatulenta que el Cusco sentía ante un ser tan espantosamente cínico y mito maniaco, que se consagraba día a día como el mejor Presidente de la historia y su testaferro cusqueño: un alcalde de oscura recordación.

Mientras Lima hacia hurras por el dictador, en Cusco surgía una nueva forma de opinión, a momentos recalcitrante y en otros simplemente explosivo, como un coche bomba del humor.

Esa mezcla entre lo radical maniqueo y explosivo se llamó Chillico, en homenaje a un insecto saltamontes, al que la porquería humana le apesta. Así vivió Chillico, a salto de mata, a veces asaltando a los amigos para hallar el financiamiento básico. Una de esas primeras victimas a la que se debiera recordar con afecto es Vladimiro Valer, corajudo abogado de Chuspitakana que desvalijó a la Beneficencia Publica en aras del humor serrano.

Y así fue pasando el tiempo, lidiando con los chino-cholos simpatizantes de Fujimori, hasta que por fin llegó el “cholo sagrado” Toledo. Se pensó que sería el nuevo Pachacuteq y acabó como simple mucamo de la verdadera dueña del país, la Sra. Elian Karp, que con su roja cabellera encandiló a los pseudos socialistas y fracasados coroneles del izquierdismo peruano para llevarlos a su madriguera y secuestrarlos allí, a punta de güisqui barato y algunas dádivas burocráticas.

Durante ese tiempo, la ignorancia y la falta de humor en los gobiernistas que alternaban entre la pollería y la prefectura, hizo que las caricaturas de Chillico fueran decomisadas por orden de un Fiscal Güaman. Sus personajes caricaturescos fueron enmarrocados y encarcelados momentáneamente por la ignorancia de la autoridad.

También los judíos radicados en Cusco la emprendieron duramente contra el buen “mancha” Cesar, cuyos trabajos fueron deportados del Café Extra hasta la Policía Per-Judicial.

Más tarde que temprano, llegó a su fin la era de la borrachera palaciega y la matri-dictadura yanki-judía en Palacio de Gobierno, pero comenzó otra nueva era, pletórica de ROMULINES, ratas y aprendices de payasos vestidos con fajín blanquirojo.

Así llegó el APRA con su obeso presidente, bailando los nuevos ritmos políticos del “perro del hortelano” que creyó haber superado los ideales de su fundador Haya de la Torre. En estas circunstancias, el Chillico sirvió de una catarsis política. Fue un gesto de humorística venganza popular y disgusto, de suprema indignación mezclada con sonoros cuescos, eso fue CHILLICO. Su nueva semántica en el siglo inmediato lo identificará con la desintoxicación moral, el desahogo y un rápido desfogue.

Al mismo tiempo, representa una forma de humor étnico, que no acepta anfibologías o rodeos de ningún tipo. Para el andino no existe el podría ser, tal vez, o quizás, como ocurre en la estructura mental del occidental, que le encuentra mil posibilidades eclécticas para evitar la responsabilidad de afirmarse por el blanco o el negro.

En su forma de entender el mundo hay ironía sarcástica, que es diferente a la carcajada autocomplaciente. Chillico, no está hecha para hacer sonreír a nadie. No es el humor barato del que se caga de risa indiferentemente; es más bien un humor opinante, severamente crítico, ácidamente destructivo.

¡Así somos los cholos! Nosotros no sonreímos insípidamente, aquí todo tiene su carga eléctrica positiva o negativa. No es apta para homosexuales, gobiernistas, ambivalentes, iskay uyas, chupacirios, afeminados o apitucados.

¡Pero!… la revista tiene un defecto o virtud, su tiraje no supera los 2 mil, más de 500 se van de regalo a los amigos, pero quizás es de las pocas revistas que pasa de mano en mano, hasta que ya no sirve y entonces recién puede usarse para abanicarse en verano.

En el campo de la medicina, se ha reportado en sus lectores una rápida mejoría, “hasta los apáticos despiertan, los cojudos se achoran y los ayayeros por lo menos se ruborizan”.

En estos quince años de esta aventura cuasi-cómica, semi periodística, filo política, seudo objetiva, y fraccio progresista, bien vale la pena desearle más años de vida para la infelicidad de todos aquellos que mancillan nuestra nación. ¡Feliz aniversario! , renegados del mundo, cholos malditos del alma.