miércoles, 18 de junio de 2008

LOS HUAQUEROS DE YALE.







La Universidad de Yale y el Museo Peabody de los EE UU se ha convertido en la nueva cueva de ALI BABA y amenaza con quedarse otros 99 años más con las 45 mil piezas arqueológicas hurtadas por ese saqueador vestido de científico, que fue Hiran Bingan y al que los ignorantes de PERU RAYL le rinden homenaje, sin saber que antes de Bingan ya estuvieron sus antecesores alemanes e ingleses, recorriendo esos lugares.

Bingan ni siquiera tiene el mérito de haber sido el primer huaquero de Machupicchu, pues diez años antes en Alemania ya se vendían piezas inkas robadas de Machupicchu y además existían mapas de la época anterior al supuesto descubrimiento donde figuraba un punto geográfico llamado Machupicchu.

Entonces ¿Cual es el mérito de Bingan? Haber hecho la más grande estafa en nombre de la ciencia, para beneficio de una universidad norteamericana. Han pasado 96 años desde que se llevaron las piezas arqueológicas en sendas cajas, cargadas en mulas, con la complicidad del gobierno de entonces y los bien aceitados prefectos y gobernadores.

Una mañana todo ese tesoro inka fue embarcado desde el Puerto de Matarani rumbo a esa novo-cueva de Ali baba que es Yale, donde hasta ahora permanece gracias a la complicidad de intelectuales cusqueños que mediante becas avalaron ese saqueo.

Los Filipillos nunca faltaron ¡Ni antes ni ahora! Ahora estos filipillos, fernandillos y francisquillos que la historia cita hace 500 años , tienen nuevos seguidores: Uno de ellos se llama Hernán Garrido Leca, quien en nombre del Gobierno Peruano firmó un documento de compromiso con el Museo Peabody para aceptar la permanencia de esas piezas por espacio de otros 99 años más, incluido el usufructo respectivo mediante giras internacionales.

Hace una semana una delegación de peruanos visitó esa universidad norteamericana. Felizmente un periodista desenmascaró la patraña y logró fotografiar el documento original en inglés de aquella secreta traición firmada por Hernán Garrido.

Ese documento, llámese de intenciones o de compromisos felones, es el mismo que ahora Yale exhibe como la mejor prueba de que ellos sólo cumplen con lo que el felón firmó en nombre del Estado Peruano, según el reportaje.

Nos corresponde que ese documento sea inmediatamente rechazado, impugnado y desconocido oficialmente por el Perú, si es que algo de sangre le queda al inquilino de Palacio y sus vende patrias embajadores. Urge que el Cusco, mediante sus universidades y las instituciones culturales, como el Instituto Americano de Arte, el Centro Qosqo de Arte Nativo o el INC tengan el coraje de emitir un documento con entraña peruana.

Ya estamos hartos de gentes melifluas como el Director del Plan Copesco, que estuvo engañándonos, diciendo que ese malhadado documento era solo un simple borrador (sin firmas), cuando en realidad, el original estaba firmado conforme lo ha demostrado un reportaje viajero.

He visto esta mañana, con sorpresa, la entrevista a una piltrafa peruana que trabaja en Yale, diciendo que es mejor que esas piezas se queden en EE UU, aduciendo que en el Perú hay mucho robo. Con esa lógica pronto pedirán que se lleven Machpicchu, Sacsayhuaman y Ollantaytambo para cuidarlo mejor.

¡Compatriotas! da rabia comprobar, como entre nosotros los peruanos existen traidores y ladrones. Pero nada de lo dicho justifica que esa heredad nacional siga en el Museo Peabody en una clara afrenta contra los 28 millones de peruanos.

Si los yanquis quieren quedarse con algo, podemos darles a perpetuidad y gratuitamente todo el detritus fecal del Huatanay. Que se lleven toda esa basura plástica con la que ahora están inundados nuestros ríos. Que se lleven sus gringos pedófilos, sus turistas exhibicionistas semi-desnudos en el sagrado Huacaypata. ¡Llévense a sus gringos sidosos – drogadictos! y déjennos vivir en paz.

¡Llévense su basura!, pero devuélvannos ese Machupicchu de piedra, cerámica y oro que el saqueador Bingan, con disfraz de científico, se llevó hace un siglo atrás, sabiendo que jamás sería devuelto. (160608)