martes, 7 de julio de 2009

LA SINRAZON DEL PARO NACIONAL QUE APOYAMOS.


Ayer me llamó un señor al canal donde trabajo todos los días, para preguntarme a boca de jarro: ¿Oiga qué es lo que hemos ganado con todos los paros anteriores? ¿Qué vamos a ganar con estos paros? Las preguntas me hicieron temblar, estaban muy bien formuladas, además oportunas y certeras como una pedrada en el rostro. Respire un poco para tratar de responder y a los segundos, después de recomponer mi viejo CPU con cabellos, pude armar una respuesta:

Señor, luchamos porque el gobierno respete nuestra dignidad de pueblo. Para que nuestro país no sea entregado bajo el cuento de la concesión a capitales extranjeros.
Para que esta ola de saqueos jurídicos acabe pronto. Para que el gobierno, o mejor dicho los gobiernos, tanto nacional, regional y municipal, entiendan que no pueden seguirnos robando con tanto cinismo.

¿Qué hemos ganado con las luchas anteriores? Posiblemente no mucho en términos concretos, pero a cambio el gobierno fue notificado, para que mañana, más tarde, no nos tilde de subversivos. Estoy seguro, que Lima no podrá seguir explotando al país como si todos fuéramos sus peones o sobones. Con los paros de los meses anteriores, que sé no fueron tan buenos ni tan contundentes por las debilidades propias de una dirigencia afantochada de izquierda, apenas si ganamos un gesto del gobierno; el gesto de respeto a un pueblo que en cualquier momento puede decir ¡Ya basta carajo!

Me da risa. El actual gobierno cree que puede sobornarnos con veinte soles por día a cambio de traicionar al paro. ¡Que soborne a sus compañeros! O mejor aún que soborne a sus aliados Gonzáles Sayan y a esa recatafila de traidorcillos metidos de pseudos socialistas en UPP. A esta altura ya no se que es mejor, si la derecha o la izquierda. Pues ambos roban a su estilo.

Después de los años de tranquilidad económica del anterior gobierno, donde la inflación estaba por debajo del 1% mensual, aunque con escándalos de borracheras palaciegas, ahora todos vemos como se dispara el precio del pollo, ni que hablar de las carnes rojas o de las verduras. El alquiler no se regula con nada y nadie dice nada.

La clase media, los que antaño comprábamos en las tiendas de marca en Marques o Mesón de la Estrella, ahora no tenemos mas remedio que acudir los sábados al Baratillo para ver que ropa usada nos queda mejor.

¿Qué va a ser de nuestro país? Decía una amiga: “Mario estamos atrapados entre los delincuentes de derecha y los delincuentes de izquierda”. Le preguntaba a Ana Maria Cabezas ¿Y por que dices eso Anita? Ah, es que los de derecha roban con la mano derecha y los de izquierda roban con la mano zur Y los independientes roban con las dos manos.

¡Ese es nuestro país! Atrapado en un triste destino. Alguien dirá que soy pesimista. ¡NO! Señor. Simplemente soy realista. O es que alguien me puede dar la formula para acabar con estos pirañitas de “Tomasa Ttito” y cambiar al Perú de un tajo. Mi padre que ya frisa por sus 70 años me asegura con la parsimonia de los años: Hijo, solo una gran revolución podría acabar con todo esto. En silencio le respondo: Si así fuera, si con un poco de sangre se acabaría el problema, yo daría mi vida para que el Perú pueda cambiar, pero….

El cáncer de la corrupción está demasiado arraigado en la cultura popular, en el subconsciente colectivo. Si mezclamos crisis económica, con corrupción, bajos sueldos, neoliberalismo, mas la privatización de los recursos naturales, el resultado será un fenómeno llamado Perú; este Perú que nadie entiende, el Perú de los titulares, de los fanáticos de Abencia Meza, de los fríos y los quemados de Basar

El Perú es un país que nos muerde el alma cada vez que intentamos arrullarlo, es un país que escupe desde Lima a todas sus provincias. Es un país gobernado por una cáfila de orates que se creen el centro de la verdad, que desprecia a los nativos, andinos, citadinos por igual.

En este nuestro amado Perú, si no quemamos una llanta o bloqueamos una carretera nadie nos escucha. Es por eso que nos estamos convirtiendo, a despecho nuestro, en un país de incendiarios, porque simplemente queremos llamar la atención de Lima, de ese cogollo de incapaces que roban impunemente en faenones al estilo Rómulo León, pensando que nadie se da cuenta.

Finalmente, no estoy seguro si el Perú esta semana saldrá a las calles por mejores sueldos, o por un cambio de la Constitución, por impedir el modelo Neoliberal, por evitar la subasta del país que amamos o simplemente porque ya no damos más y queremos gritar con todas nuestras fuerzas: ¡Carajo! Escúchennos, por favor escúchennos, queremos vivir en un pais tranquilo donde no hayan leprosos hambrientos deambulando por las calles, o donde las niñas no se prostituyan en las chicherias para seguir viviendo. Simplemente, queremos tener el derecho a vivir trabajando felices y en paz.