miércoles, 11 de noviembre de 2009

THEO PAREDES Y RAFO LEON EN “KANTUPATA”


No hace mucho tuve una reunión con periodistas de diversos países: Venezuela, Costa Rica, Paraguay, EEUU, Chile, Colombia y no sé cuantos otros sitios más, y al momento de las presentaciones decía: “Soy del Cusco” Y todos al unísono pronunciaban “Machupicchu” con una recóndita admiración.
Machupicchu, sin lugar a dudas se ha convertido en el gran atractivo turístico mundial, gracias al cual se han establecido aquí muchas fortunas surgidas de la ansiedad y el éxtasis de los gringos siempre dispuestos a pagar por algo que los sacuda espiritualmente.
Tanto hemos marketeado Machupicchu que ahora es imposible “desmachupicchizar” el turismo. ¡Todos quieren ir a Machupicchu! Esa es nuestra maldición o bendición; pero lo que nadie toma en cuenta es el grado de soportabilidad de esta ciudad construida para no más de cincuenta o cien habitantes: el inka, sus bellas mujeres, su séquito real y uno que otro cuidante de la zona.
Por eso el reciente libro de Theo Paredes, “KANTUPATA: Más allá de Machupicchu” escrito al alimón con Rafo León y el respaldo fotográfico de Billy Hare, resulta siendo una necesidad en medio de esta angustia por descubrir otros destinos turísticos de igual o similar importancia que Machupicchu, para satisfacer esa voracidad turística y empresarial de quienes se dedican a la “industria” de la hospitalidad.
Por una magnifica coincidencia, (premeditada posiblemente) también se presentó en el mismo escenario del Museo Histórico de la UNSAAC, el libro “Plumas del Antisuyo: Vilcabamba Raíz y Piedra” de los autores Ricardo Wiesse y Cristian Vieljeux
De una rápida conversación con nuestro paisano, el incansable aventurero y andariego Theo Paredes, podemos desprender la siguiente afirmación: Que la grandeza de nuestra octava maravilla del mundo, (Machupicchu) no termina en lo hasta hoy es conocido, sino que se extiende más allá. Una prueba indubitable de ello es la ciudadela de KANTUPATA hallada aproximadamente a 8.5 Km del Santuario Histórico, que los cusqueños apenas la conocemos por fotografías. Cuenta Theo que el lugar redescubierto tiene plazas y andenerías en forma triangular que podrían albergar a los nuevos huéspedes.
Para Bingham, Machupicchu por equivocación era Tampu T´oqo; para otros era Vitcus, para algunos alucinados guías de turismo, siempre deseosos de capturar alguna billetera verde, es una ciudad construida por extraterrestres; para Marino Sánchez es una ciudad de brujas. En cambio otros historiadores afirman que los últimos inkas no conocían este lugar. Entonces surge una pregunta elemental: ¿Por qué M. estuvo guardada durante más de 4 siglos?
Al escribir este artículo no puedo dejar de expresar mi indignación por la apropiación ilícita de la Universidad de Yale, amparada por algunos FELIPILLOS que permitieron dicha situación, entre ellos el fracasado ex Ministro Garrido Leca, la Sra. Bakula y el inefable socio de Hugo Gonzales en COPESCO, los cuales aprobaron que las 45 mil piezas inkas permanezcan otros 99 años más en esos oscuros depósitos de EE UU.
Kantupata, conforme la descripción de Rafo León, es un pequeño conjunto arqueológico re-descubierto por un grupo de arqueólogos y antropólogos auspiciados por la Asociación Civil Poquencanchay presidida por el Dr. Theo Paredes y bajo la supervisión del INC, y cuya importancia es motivo del presente libro.
En dicho lugar que es el leiv motiv del primer libro, se han realizado trabajos desde el año 2005 en lo concerniente a limpieza y consolidación para posteriormente realizar los trabajos de investigación y puesta en valor, correspondientes gracias a la Asociación AMD y la Dra. Anne Wells.
“KANTUPATA: Más allá de Machupicchu”, espero pueda abrir nuevas ventanas para aliviar esta tugurización por culpa del turismo monotemático que, únicamente concibe al Perú como Machupicchu. Las fotografías son extraordinarias, como para seducir a cualquier mortal gracias a la pupila mágica e inmortalizadora de Billy Hare.
El libro nos conduce por los vericuetos de esa región de nuestra historia, a la que el Dr. José Tamayo dice que originalmente se llamó MARKANAY y más tarde PICHU; es un recorrido de preguntas con muchas posibles respuestas que va más allá de lo estrictamente lítico, desbrozando las hojarascas intelectuales gracias a la solidez de los conceptos del antropólogo Theo Paredes, sobre la base de la exquisita prosa de Rafo León.