jueves, 19 de noviembre de 2009

LA GUERRA ECONOMICA YA COMENZÓ ¡IGUAL QUE HACE 130 AÑOS!


Mientras haya un chileno cerca, el Perú no puede pestañear; es una raza abyecta. Elaboraron su personalidad sobre la base de su desdichada geografía, de sus miserias hicieron una ideología y de su podredumbre moral una forma de gobierno. Estos son desgraciadamente nuestros vecinos, los que hoy encarnan a los nuevos Pinochet en medio de ese militarismo bastardo de la Sra. Bachelet.
La que ayer fue víctima del sanguinario Pinochet es hoy su mejor seguidora. Ella que vio morir a su padre bajo la bayoneta de los lacayos del corrupto más grande de su historia, ahora empuña la misma ensangrentada arma para apuntarla contra el Perú. Ella que ascendió al poder alentada por la poesía de Neruda, Roca y las canciones del gran Víctor Jara; hoy ha traicionado a estos héroes de América poniéndose del lado del espionaje, del asedio militar, de la soberbia de los tanques y del chantaje estimulado por un falso patriotismo.
Bachelet, ha olvidado todo eso para poner su cara de palo y con su diminuta y encorsetada estatura, que es la estatura de los gobernantes de ese país, ahora sale a decirnos que nosotros los peruanos tenemos actitudes altisonantes por haber denunciado la captura de un traidor que se vendió a los chilenos que lo compraron, como se compra a un esclavo, a cambio de 30 monedas, exactamente como hizo aquel pobre diablo con Judas.
Es comprensible la actitud de los diplomáticos en el mundo, porque son hombres que han hecho de la hipocresía su forma de vida, pero la mentira chilena no puede llegar a tanto; por cuanto de haber sido falsa la versión del espía pro-chileno, ella lo habría desmentido, ¡Pero no! Ella no dijo una sola palabra y apenas atinó a decir que todo era falso, sin los argumentos que una presidenta está en la obligación de esgrimir cuando se trata de un asunto tan grave como es la Patria.
Los peruanos hemos visto con estupor, como Toledo tenía como asesor a un chileno. Y ya cuando nos reponíamos del asco patriótico que muchos sentimos, de pronto nos tocó escuchar las funambulescas frases de Alan García, elogiando a Chile, diciéndole “pueblo hermano” y besándole la mano a la que hoy amenaza desde “La Moneda” y con el apoyo de Inglaterra , como hace 130 años.
Hay cosas que producen asco y una de ellas es decirle al enemigo, hermano. Pero si esto es repugnante, que podemos sentir los peruanos cuando el presidente García y su cáfila de desmemoriados ministros se convierten en los chupamedias profesionales del sur, con tal de lograr un acuerdo de integración comercial TLC para complacer a nuestra apátrida burguesía nacional.
Estos filo chilenos, no contentos con ofender a Grau, ahora pretenden firmar el TLC llevando por cuerdas separadas, dos aspectos (económico y político) que son indisolubles en el mundo moderno. ¿Cómo podemos negociar con un mal nacido engendro de Pinochet parido, sabe dios, en que cuartel? ¿Cómo podemos decirle hermano al que históricamente nos ha inflingido la peor vergüenza artera de nuestra existencia?
Los peruanos podemos ser fraternos, pero no imbéciles. Chile es la hiena araucana que espera agazapada para dar el salto, como lo hizo el 5 de abril de 1879, con el respaldo de Inglaterra, y no es extraño que hoy esté aliado nuevamente con ese país. Chile, es un buitre que sabe perfectamente su miseria material, el agotamiento de sus recursos hidro energéticos y que está dispuesto a matar con tal de vivir.
¡Chile es un pueblo cainita! Que me perdonen Neruda, Jara, Roca, Mistral, Alejandro, Mans y todos los buenos hombres; pero más allá de estos personajes sólo hemos visto cómo la mierda se metamorfoseaba año tras año hasta convertirse en dos silabas: CHI – LE
Hoy conversé con el gran Rodrigo Montoya, heredero de Arguedas, de Gonzales Prada, de Tito Flórez Galindo y tal vez de Basadre. Dijo, sin titubeos que la guerra económica chilena contra el Perú ya ha comenzado. No es casual que sus principales inversiones tengan que ver con las farmacias (salud), con los transportes, trenes y hoteles que representan el turismo y la comunicación vial. No es casual que manejen los grandes supermercados, en una sincronizada cadena nacional y también estén infiltrados en puertos, tierras de cultivo, Opus Dei, electricidad y aviones.
¡Mientras haya un chileno cerca, el Perú no puede pestañear! Mientras haya alguien que haga memoria de Gonzales Prada, no podemos bajar la guardia. Permítanme, decir un párrafo de la página 45 de “Horas de Lucha”: “No se trata de lanzarnos hoy mismo, débiles y pobres a una guerra torpe y descabellada, ni de improvisar en pocos días toda una escuadra y todo un ejército; se pide el trabajo subterráneo y minucioso algo así como una labor de topo y de hormiga, reunir dinero, sol por sol, centavo por centavo, adquirir elementos de guerra, cañón por cañón, rifle por rifle… La nación que no lleva el hierro en las manos, concluye por arrastrarla en los pies”.
Es una decisión dolorosa para un país como el nuestro, pero si suprimiésemos todas las coimas que los Rómulos, los Ochoas, Albertos y los otros cobran hoy, bien podríamos sufragar los gastos de un ejército relativamente bien apertrechado. Si hoy no estuviésemos tan cerca de estos indeseables fariseos belicistas que dirigen ese país, jamás se me ocurriría proponer que cambiemos la mantequilla por la grasa de los tanques.
Estoy convencido que algo grave se avecina para el país. Todo se configura de igual que hace 130 años, no hay cortina de humo, y si aún así estuviese equivocado, bien valdría la pena tomar algunas precauciones por el bien de nuestros hijos. ¡Viva el Perú!