viernes, 28 de marzo de 2008

MIS CONDOLENZIAS A TODOS LOS DESHAPROVADOS


MIS CONDOLENZIAS A TODOS LOS DESHAPROVADOS.

El fracaso estrepitoso en el reciente examen de nombramiento para maestros es la demostración inequívoca de la grave crisis por la que atraviesa la educación peruana. Al decir esto, no es mi ánimo flagelar a los maestros que tienen que aceptar autocráticamente su minusvalía, sus grandes deficiencias y su inadecuada preparación. No me parece honesto buscarle justificaciones para la incapacidad. Ahora bien, sobre esta base autocrítica, debemos intentar en los siguientes años dar el salto a la calidad.

Es cierto que la evaluación fue múltiple, giraba sobre diversos tópicos y no necesariamente sobre la especialidad. ¿Cuáles son esos aspectos que no son de la especialidad? Razonamiento matemático-verbal y psicología. Es decir el fundamento sobre el que descansa toda inteligencia humana. Y ustedes señores profesores NO pueden decir que estos razonamientos no son de la especialidad. Por el contrario son inherentes a todas las ciencias.

El problema es que en nuestro amado Perú, nos hemos acostumbrado a una tecnificación mediocre a tal punto que el médico sólo sabe de medicamentos. Si usted le pregunta por qué el todo es más grande que las partes, le va a decir que eso no es de su especialidad. Ah, pero si le pregunta sobre ACASIETE, de seguro que le contestará enseguida.

¡Ese es nuestro país! Ahí está la ignorancia funcional del peruano. Pregúntele a su jefa sobre si vio el último programa de Magali, de seguro que le cuenta todito, pero pregúntele cuantos son los ministerios existentes o el que está a punto de crearse de seguro que NO SABE, NO OPINA.

Con esto, lo que pretendo es coincidir con usted amable lector, sobre la grave situación en la que nos hallamos todos los peruanos. ¡No! No es sólo el problema de los maestros, es también mío, es igualmente suyo y no se haga el disimulado. Es de todo el Perú, salvo excepciones.

Ejemplo verídico: Un médico en el Hosp. Regional en su receta escribió la frase “agase examen clínico...” La enfermera, más o menos culta, le dijo: Doctor se escribe con h. Y el médico, que de doctor no tiene nada, le dijo indignado: Señora métase sus cosas, aquí yo soy el médico, además esas son cosas de secretarias.

A este pobre fatuo vestido de blanco que se hace llamar doctor, como le hacemos entender que la gramática, la ortografía o en general el lenguaje, el razonamiento verbal o matemático es parte consustancial a toda persona, así sea policía, abogado, o “doctor” como se dicen ellos.

Ese es el drama del Perú. Estamos desconectados de la cultura elemental, hay mucha tecnificación mediocre y bastante soberbia: pero nadie recuerda que los adjetivos pueden traducirse al femenino desde hace más de veinte años.

Bueno, la segunda parte de esta reflexión es: Si esa misma prueba nos la tomaran a los periodistas, abogados, “doctores” y catedráticos también nos habrían jalado. ¿Por qué? Porque nuestra cultura es de perogrullo, porque nuestros conocimientos son elementales, porque nunca aprendimos bien las diferentes materias en el colegio y también en la universidad pasó algo similar.

Tan es así, que hoy en día los títulos de licenciatura en la UNSAAC o en la UAC se obtienen pagando un curso de tres meses, donde uno ya tiene enganchados a los profesores que se cachuelean regurgitando sus viejos conceptos, a cambio de tres mil soles.

Si eso ocurre con las licenciaturas, ya usted puede imaginarse con las maestrías “bamba”, post grados “chicha” o doctorados “truchos”, que hoy en día se venden como pan caliente, en esta sociedad que premia la meritocracia falsa y no la verdadera capacidad.

Termino, afirmando que existe la necesidad de someternos (todos) a un proceso de acreditación académica, en los siguientes años. Que esta sea una exigencia permanente, claro está sin el chantaje de la expulsión laboral. Es bueno recordar que fue este mismo gobierno del Sr. A.G. el que hace 20 años aprobó el nombramiento de maestros con quinto de secundaria.

Ahora todos pagamos las consecuencias; pero con optimismo asumamos humildemente la tarea de volvernos a preparar. Porque si en algo estoy de acuerdo con este gobierno, tan inepto, es en someternos todos a un proceso de mejoramiento de la calidad profesional. Ya basta de incompetentes en la administración pública y privada.