viernes, 15 de agosto de 2008

ASÍ ÉRAMOS LOS BURROS ….


El Cienciano en aquellos tiempos debía ser el primero estudiando, jugando, enamorando o peleando. Quizás por eso, mi padre no obstante haberme podido matricular en La Salle o Salesianos quiso que ingresara a Ciencias.
El decía que la gente capaz no tenía por qué pagar para salvar cada año.

Cuando llegué a ese elefantiásico edificio de San Francisco, tal vez a los 6 años o menos, fue mediante un examen de admisión al primer año de primaria. Fue un día tenso, en medio examen salí al baño. Fue peor que postular a la universidad.

Felizmente ingresé y mi familia fue feliz y orgullosa; pero yo no, porque el colegio tenía muchas trazas militares. Que, los galones, la cristina, el desfile, el uniforme “caqui”. Me tuve que acostumbrar poco a poco; me acostumbre tanto que llegue a amarlo como mi segundo hogar. Al final cuando salí lloré como el primer día de clases.

En ese viejo colegio, orgullo de la raza humana, pasé toda mi infancia y adolescencia. Supe de sus sinsabores, simpatías, castigos y amores. Y cada vez que llega el 20 de agosto, siento que es un poco mi onomástico y el de toda mi vieja familia de vagos compañeros.

Recuerdo cuando una noche la selección de Garcilaso nos ganó en básquet. Surgió una voz desde la multitud y todos en dos trancazos llegamos hasta el frontis celeste para dejar graficada de manera surrealista nuestra ira cienciana.

¡Ah!, y en los desfiles, teníamos que ser los primeros. La banda de Ciencias era numerosísima y celosamente protegida por el profesor Flores. Cuando entraba a la Plaza de Armas, prácticamente atronaba, la gente se ponía de pie y hasta la Maria Angola desde su elevada altura nos miraba sonrojada al ver pasar tanta hombría juvenil en paso marcial.

Luego las discusiones bizantinas entre el cura Gálvez y el profesor “chivo” Chevarria. Este último era un materialista ilustrado que recitaba toda la Revolución Francesa en lugar de dictar. Una vez dijo en clases, sin alusiones por si acaso: “que podemos esperar de un cura con polleras, que cuando orina lo hace sentado como mujer”. El salón rió hasta orinarse pensando en el pobre cura.

El chisme le llegó calentito al cura que estuvo mascullando su respuesta varias semanas. Y por fin llegó el día. Un alumno dijo burlándose del curita que a veces era boca sucia como pocos:
- Padre, el profesor Chevarria nos ha dicho que él es un Dios, que el hombre es un Dios en el fondo.
- Bueno si eso piensa él, que problema. Si los herejes adoraron a un becerro de oro, ustedes por qué no pueden adorar a un chivo de mierda.
Bueno, esa ya era una guerra declarada, de la cual nosotros sacábamos enorme provecho, enfrentándolos y alimentando nuestro materialismo.

En ese colegio no había términos medios. O eras hombre o eras hombre, punto. No faltaron algunos afeminados que no tuvieron más remedio que trasferirse unas cuadras más arriba. Allí, en Ciencias se peleaba como hombre. Y si el profesor no era suficientemente digno pues igual tenía que acudir al cuadrilátero del honor.

En una ocasión mi primo el “wakachacan” Washington Carrión, fue ofendido en el salón de clases por un individuo que fungía de profesor sin serlo. El Washi lo espero tranquilo a la salida, se puso enfrente de él y lo mandó al hospital por un mes. Así eran aquellos tiempos…

No había profesor que no tuviera una chapa divertida. Recordemos algunos: el wiswi Pérez, el chiripichico Montesinos, el sapo Flores, el malandrín Aguirre, el q´aragallo Gallegos, el loco Batallanos, el cuellitos, el yango Silva, el siete-machus, el ratón vaquero, el pichichus, el cura paluco, jajaja.

En realidad todos teníamos chapas. Felizmente a mí desde el colegio ya nadie me llama de mi apelativo, pero durante esos once años que pasé allí, mi vida fue feliz, soñé en hacer la revolución, en ser un botánico, médico, filósofo, matemático y hasta padre de familia. Es decir el colegio cumplió con su rol, despertarnos una ilusión por la vida,

Es por eso que cada 20 de Agosto, los burros de este milenio y del anterior; de este planeta y de todas las galaxias del universo nos reunimos. Y valgan verdades, yo si creo que el Taytacha de los Temblores es Cienciano y si es así este domingo vendrá para marchar como cuando éramos niños. (150808)